miércoles, 17 de octubre de 2018

El buen jefe es un buen líder. Alex Rovira



El buen jefe es un buen líder


‘’Si intentas  ser un jefe sin serlo,  generarás un engaño colectivo de consecuencias desastrosas. La profundidad y calidad  de tus  activos  y competencias,  fija el  límite del  desarrollo  que  puedes generar  en  tu entorno. La profundidad y riqueza  de  tu pensamiento y tus  sentimientos, marca  el límite de tu desarrollo  y del de aquellos  a quienes lideras.

Probablemente    en    el    futuro,    debido a los descubrimientos de las ciencias neurológicas, habrá que redefinir el significado de las palabras  pensamiento e inteligencia,  y llevarlas hacia  un  territorio más   amplio.  Porque   cabeza,   corazón   y piernas  deben  ir en  una  misma  dirección para  avanzar. De lo contrario, andaremos dando  tumbos, hacia delante  o hacia atrás, pero  sin avanzar. E  incluso, como  sucede muy frecuentemente, podemos llegar a partirnos  en  pedazos  o a hacer  lo propio con quienes nos rodean.

Un buen  jefe es  un  ser  humano  no  solo pensante, sino  y sobre  todo  apasionado, intuitivo y amante:

No puedes conducir  a  los demás  si eres incapaz de conducir tu propia vida.

No puedes dirigir la actividad de tu empresa si no puedes hacer lo propio con la tuya.

No  puedes  escuchar   atentamente  a  los otros cuando  no eres capaz de escucharte, ni puedes motivar  a  los tuyos  si  eres incapaz de motivarte.

No puedes solicitar la confianza de los demás si no confías en ti. No puedes reconocerlos  y respetarlos  si no puedes respetarte y reconocerte.

No puedes ser consciente y apreciar el valor de los otros si no puedes hacer lo propio con tu valor. No puedes perdonar  sus errores si, en el fondo, no eres capaz de perdonarte.
tu valor. No puedes perdonar  sus errores si, en el fondo, no eres capaz de perdonarte.

No puedes exigir flexibilidad y capacidad de adaptación si no las tienes tú. No puedes exigir compromiso  a no ser que seas el primer comprometido.

No  puedes inspirar  a  los  demás  si  eres incapaz de inspirarte a ti mismo. No puedes pedirles que desarrollen sus talentos y habilidades   si  eres  incapaz  de  hacer  lo mismo con los tuyos.

No puedes transmitir seguridad  si te dominan tus miedos inconscientes. No puedes poner  en práctica la empatía  si no eres capaz de vivir a fondo todo el espectro de emociones  que has reprimido a lo largo de tu vida.

No puedes liderar honesta y sinceramente a otros  si no  eres  capaz  de  liderarte  a ti mismo.

No puedes, en definitiva, emitir luz para otros cuando no la tienes para ti’’.

                                                                                                                                   Alex Rovira

jueves, 20 de septiembre de 2018

El proceso de la verdadera Iniciación

PURIFICACIÓN EN EL PROCESO DE INICIACIÓN. 
CARMELO RÍOS. Maestro de Aikido. Escritor, Conferenciante e investigador.

"Una de las causas, tal vez la mayor, del fracaso estrepitoso de los métodos espirituales de la actualidad es la ausencia o la carencia de una purificación preliminar de la mente sub-consciente del aspirante.

En la actualidad, las personas se acercan a las escuelas de yoga superior, de meditación, de sanación, de ocultismo, de magia e incluso de iniciación conservando intactas sus sombras interiores y sus ocultas pasiones dominantes.

Llegan el portal de la iniciación, de la meditación, de los sistemas de yoga o de sanación espiritual sin haber resuelto graves problemas internos que permanecen latentes en la subconsciencia; dragones dormidos o adormecidos que lejos de ser eliminados por la energía derivada de una práctica, van a ser nutridos y aflorar a la superficie con todo su poder.

En general, el principiante suele adoptar una actitud de buena gente, compasiva, alegre y humilde, pero con el tiempo, se descubre que se trataba de un disfraz, un postizo, un barniz, un velo con el que recubre su sombra para ser aceptado en un sistema jerarquizado o en grupo.

Los demonios ocultos en la subconsciencia pueden amanecer y lo hacen tarde o temprano, y tal es la causa del fracaso de los grupos, de las escuelas, de los sistemas espirituales.

Cuando a Gustav Jung se le pedía una definición del subconsciente decía que es ¡aquello que hace que un párroco se fugue con una feligresa y el dinero del cepillo¡

Cabe añadir que salvo excepciones, los métodos actuales dan muestras de una pasmosa y decepcionante ineficacia, con pobres o ningún resultado real, o que por el contrario, llevan a la depresión, a la psicosis y al médico.

Los consultorios de terapeutas y los hospitales psiquiátricos están llenos de personas que han jugado con fuego y se han sometido a todo tipo de prácticas ocultistas.

La causa, el origen, es que permanecen los traumas, los deseos ocultos, las pasiones dominantes, ya sea el anhelo de ser reconocido, de ser aplaudido, de no estar solo, de poder sobre los demás, la ambición, la codicia y otros.

A veces, un grave síndrome de estrés post traumático, del que nadie, de una u otra forma se escapa en esta vida.

Pitágoras, en su Escuela de los Misterios de Crotona, prescribía un prueba inicial sin la cual el candidato no era admitido.

Habiendo estudiado con muchos maestros, incluso con los espartanos, sometía a los candidatos a pruebas duras olímpicas de destreza y esfuerzo. El nuevo aspirante vencía en todas ellas y era adulado, aplaudido, sin saber del amaño de tales proezas por parte de sus camaradas ni de la trampa oculta que albergaba ese tratamiento.

Días después, se le obligaba a permanecer sin alimento ni agua, encerrado en una sala donde debía resolver difíciles problemas geométricos o matemáticos. Luego, había de exponer los resultados públicamente, y entonces era ridiculizado, vituperado, menospreciado y sometido al oprobio y la burla.

En ambos casos, la adulación o el menosprecio, se trataba de observar su reacción emocional, si se ufanaba o se hundía moralmente. Si mostraba signos de vanidad, de orgullo o de tristeza y desmoralización, no era admitido en los Misterios.

Solo podían atravesar los portales iniciales aquellos que evidenciaban desinterés por ellos mismos, ecuanimidad, desapego, distanciamiento del yo y gratitud en tan distintas situaciones.

Podemos tratar de purificar el corazón y la mente (si es que existe alguna diferencia) por medio del ayuno, del vegetarianismo, de las abluciones rituales, con el uso de hierbas, respiraciones y posturas corporales, pero de poco o nada van a servir sin una inevitable purificación preliminar.

Para ello los sabios prescribieron prácticas de purificación de indefinido tiempo. Patanjali en sus célebre y olvidados Yoga Sutras dio las poderosas herramientas que pueden y deben utilizarse antes incluso de la más sencilla asana (postura) o respiración (pranayama)

No es cierto que el proceso espiritual, las técnicas yógicas o la meditación vayan a sanar las sombras; por el contrario, éstas se exacerban, reaparecen con mas agresividad en forma de crisis, de depresión, de insufrible sensación de fracaso.

Los maestros del Yoga, del Vedanta o de la vía adhyátmica (la prevalecencia o preponderancia de lo numinoso en la vida del hombre) de la madre India, aun en el presente, someten a sus discípulos aceptados al hambre, el agotamiento físico, el servicio al prójimo, la carencia de tiempo para el sueño, la castidad, y la viseción del ego. Nótese que decimos discípulos y no devotos y aspirantes, que viven aún en el reino de la ilusión, de la astralidad emocional y en paraísos auto-creados de una espiritualidad nebulosa o de cartón piedra.

El Hatha Yoga (y aun mucho más otros de índole superior), la meditación Vipasana o el Zen, son una bomba de tiempo, una carga de profundidad que tarde o temprano estallará sin una purificación preliminar de la mente más profunda y una revisión total de nuestra forma de ser, de sentir, de vivir.

Sábese que muchos profesores de yoga, de meditación o pseudo maestros espirituales de la actualidad son personas muy complicadas, traumatizadas, a menudo infantiles, inmaduras, que saltan como chispas de ira o de cólera en cuanto se roza, siquiera levemente, su egocentrismo tácito.

Yoga sin Patanjali o la meditación sin un verdadero instructor, un sherpa del alma que haya conocido la cima, la sanación sin la presencia de una esclarecido experto son muy peligrosos, pero de ello no quieren hablar los instructores contemporáneos que a menudo han recibido una acelerada y mas que superficial formación a cambio de dinero, y a veces en cursos de fin de semana.

Algunos sistemas espirituales prescriben un tiempo preliminar de purificación de la mente subconsciente por medio de silencio, de aceptación de la sombra oculta, de ventilación emocional, y la presencia de un psicólogo o psico-terapeuta acostumbrado a tratar con este tipo de personas de tendencia espiritualista y ayudarles alimpiar sus pasados e iluminar sus sombras.

Recomiéndase el estudio de la Psicología Trans-Personal o la Psicosíntesis de Roberto Assagioli, pues ambos integran la dimensión espiritual y trascendental del ser humano, extremadamente importante. La propia expresión trans-personal nos habla de algo que se encuentra más allá o que pasa a través del ser conocido, de la personalidad, del ego, sus nebulosas y sus disfraces.

El aspirante posee una sombra oculta de miedo, de deseo, de vergüenza, de culpa, de resentimiento, de frustración, de némesis y de misantropía, incluso de odio a si mismo y por extensión a los demás en su interior, que precisa absolutamente ser examinado a pleno día y purificado.

Inevitablemente, absolutamente, hay que descender lo antes posible a las profundidades, a los sótanos lóbregos de nuestra catedral interior llevando una poderosa lámpara de valor, de alegría, de belleza, de justicia, de discernimiento, de compasión, de inteligencia, de desapego y de perdón antes de ver terminado el templo, pues peligran los cimientos herrumbrosos que harán desplomarse el edificio que erigimos a la divinidad en nosotros.

Debemos temer mas la presencia de esos fantasmas, de esos monstruos, de esos dragones ocultos en nuestro interior que todos los demonios que tanto tememos en el exterior.

Tal es el proceso de la verdadera Iniciación."




sábado, 4 de agosto de 2018

LOS SIETE LENGUAJES DE LA TRANSFORMACIÓN



LOS SIETE LENGUAJES DE LA TRANSFORMACIÓN

www.creadess.org/index.php/informate/.../16266-los-7-lenguajes-de-la-transformacio...


Robert Kegan es un psicólogo de la Universidad de Harvard dedicado a enseñar, investigar y escribir sobre temas vinculados al desarrollo de los adultos, el liderazgo y el desarrollo profesional. Su trabajo explora las posibilidades y necesidades de transformación psicológica y la evolución de la conciencia de los adultos. También ha trabajado el tema del liderazgo.
En el 2001, Robert Kegan junto a Lisa Laskow Lahey publicaron: How the Way We Talk Can Change the Way We Work: Seven Languages for Transformation.
La principal tesis que levantan Kegan y Lahey es sugerir que en razón de verdad, las personas y las organizaciones no quieren cambiar. Es por ello que sugieren que es necesario recurrir a técnicas de aprendizaje transformacional como una vía de superar la natural resistencia, la negación, el miedo, las actitudes reactivas/defensivas que acompañan a los debates (a veces vacíos) sobre el cambio.
Según Kegan y Lahey:
·        Ser líder implica tratar de hacer cambios significativos
·        El cambio de una organización es difícil porque, de por sí, es difícil cambiar el comportamiento individual
·        El cambio es difícil sostener y mantener sin cambiar los significados subyacentes que influyen en el comportamiento de las personas
·        Nosotros (si es que somos líderes en algo) debemos cambiar
Es por eso que afirman que explorar nuevas formas de comunicación con uno mismo y con nuestros grupos de interacción nos puede ayudar a encontrar el modo de cambiar y sostenerlo. Plantean para ello 7 formas de lenguajes que nos obligan a examinar cómo nos comunicamos los unos a los otros, tanto privadamente como en ámbitos públicos, y lo que es más importante, cómo nos hablamos a nosotros mismo. En este sentido el planteo que realizan, si bien se acerca a los típicos enfoques basados en la ontología del lenguaje, busca ir un poco más allá pues ponen cierto énfasis en la interioridad y la conversación interna.
El libro habla de 7 lenguajes que se deberían transformar:
1. Del lenguaje de la demanda al lenguaje del compromiso
En que se plantean técnicas para superar las quejas y críticas estériles.
2. Del lenguaje de la culpa al de la responsabilidad personal
no se trata de ver qué se hace o no para responder a los compromisos que tenemos como individuos, no se trata de abordar esto como un problema sino verlo como una oportunidad de aprendizaje y cambiar la manera que pensamos sobre ello.
3. Del lenguaje de las resoluciones de fin de año al lenguaje de los compromisos competentes basado en el diagnóstico de que hay cierta inmunidad al cambio
4. Del lenguaje de los grandes supuestos que se sostienen al lenguaje de los supuestos que se comparten
Esto sería, digo yo, crear un lengueje 2.0
5. Del lenguaje de los premios y alabanzas al lenguaje del respeto en curso
Ya sabíamos que los incentivos explícito y extrínseco terminan yendo encontra del objetivo que se planteaban puesto que son vistos con cierta negatividad. A nadie le gusta que lo hagan correr por una zanahoria… como forma de combatir la hipocresía.
6. Del lenguaje de las normas y políticas al lenguaje del acuerdo públicamente establecido
Como tanto denuncio en este blog, los mecanismos de control y mando basado en normas y jerarquías están lastrando una muerte lenta.
7. Del lenguaje de la crítica constructiva al lenguaje de la crítica deconstructiva
Aquí se introduce a la idea de celebrar simultáneamente dos realidades, lo que sugiere que la percepción de una misma situación pueda ser vista de diferentes maneras. En lugar de pedir que cambiemos nuestra percepción, lo que se pide es tratar de entender al otro y tener una percepción más cabal de la situación para comprender mejor el conflicto. Además, si nos basamos en que el conflicto no es un problema. El problema es el uso del lenguaje y la atribución personal que nos conferimos para despreciar lo otro.

sábado, 7 de julio de 2018

Relaciones. Por Sergi Torres. Escuela Española de Desarrollo Transpersonal


Relaciones. Por Sergi Torres

''Seguimos     creyendo      que      hay      alguien      externo      a     nosotros      con      quien      nos estamos    relacionando,     pero   no   es   así.   Es   posible   que   aún   no   hayas   tenido   esa  evidencia.   No    obstante,     podrás   reconocer   que   cuando   te   encuentras   con   alguien,   de   lo   único   que    eres    consciente    es    de    tus    propios    pensamientos    acerca    de    él.    

Lo       único       que       experimentas       son       los       sentimientos       que       sientes       por       esa      persona,    producidos    por    los    pensamientos    que        tienes    de    ella.    Todo    eso    ocurre    en    tu    mente.    Estás    tomando    todas    esas    decisiones    en    función    de    la    calidad    de    los    pensamientos    y    emociones    que    experimentes    con    quien    te    relacionas;    entonces    decidirás    acercarte    o    distanciarte.    Pero    en    realidad,    esa    decisión    que    tomaste    no    tiene    nada    que    ver    con    la    persona    que    ves,    sino    con    lo    que        has    decidido    previamente    que    esa    persona    significa    para    ti….    

En       este       mundo       tratamos       de       relacionarnos       con       personas       a     las       que       percibimos    separadas    de    nosotros.    Este    intento    establece    una    relación    basada    en    la    separación,    y    desde    este    marco    de    referencia    jamás    tendremos    un    encuentro    total’    con    la    persona    con    la    que    nos    relacionamos.    Es    como    tratar    de    pegar    dos    piezas    separadas.    Por    muy    juntas     y   perfectas   que   se   unan,   siempre   estarán   separadas.   Siempre   van   a    necesitar    unirse,     porque   nunca     lo   estarán   del   todo   debido   a    su   naturaleza     dividida.   Nunca     se    convertirán         en       una      pieza.  Siempre       serán       dos       piezas       unidas.       

Por       esta      razón       en    relaciones     basadas   en   la     separación   no   existe   la     confianza     absoluta,   ni   la     estabilidad    constante,    ni    la    paz.    Todo    lo    que    ocurre    en    ellas    es    un    intento    de    encajar    dos    piezas    y,    una    vez    que    parece    ocurrir    y    nos    hace    felices,    tratamos    de    mantener    esa    unión    a    toda    costa.     

Y   es   ahí   donde   el   miedo   a    perder   esa     unión   aparece;   y   miedo   y   felicidad   no    pueden    coexistir''.